jueves, 31 de mayo de 2007

Irak está mejor ahora ...preguntales a ellos

El otro día escuchando la radio me impresionó un discurso que resultó ser de una tal Dra. Dahlia S. Wasfi. Se trataba de un discurso pronunciado el dia 02 de Mayo de 2006 frente al congreso de los EE.UU. El discurso está en inglés aquí, y me he tomado la libertad de traducirlo.
Tampoco es que contenga muchas novedades para la gente que está medianamente informada sobre la situación en Irak y el orígen de la invasión, pero está no deja de ser impactante, sobre todo si la escuchais (para los que tengais cierta práctica con el inglés, es fácil de entender, vocaliza muy bien). Por cierto, que los comentarios de un tal thain456 no tienen desperdicio para aquellas que tratan de entender los intríngulis de las mentes enfermas y destructivas...
Ésto es:


Les hablo hoy en nombre de mi familia por parte de mi madre – judíos Ashkenazi, que huyeron de su Austria natal cuando Hitler la anexionó; es por ellos por los que decimos “nunca más”. Les hablo en nombre de mi familia por parte de mi padre, quienes ya no viven, sino que están muriendo bajo la incursión y ocupación letal de ésta administración en Irak. Desde la falta de seguridad hasta la falta de las necesidades básicas, la falta de electricidad, la falta de agua potable, el paro, la falta de reconstrucción, la falta de vida, libertad y la búsqueda de felicidad, están mucho peor ahora que cuando los invadimos. “Nunca más” también debería valer para ellos.

En mi primer día en Basora, el 25 de Diciembre de 2005, la casa de mi familia se quedó sin electricidad. El segundo día nos quedamos sin agua. El tercer día nos quedamos sin teléfono. Un primo mío dijo “creo que mañana nos vamos a quedar sin aire...”. Solo estaba bromeando, pero con las cientos a miles de toneladas de Uranio empobrecido que continúan cayendo sobre Irak mientras estoy hablando aquí, cada una de nuestras respiraciones está contaminada. El uranio empobrecido es probablemente la causa principal del aumento del 600% de la tasa de mortalidad infantil y del aumento del 300% de leucemias y linfomas infantiles desde 1991. Asimismo es la causa más probable del llamado síndrome de la guerra del golfo (Gulf War Syndrome).

Durante los 42 días de duración de la primera guerra del golfo en 1991, centrales eléctricas, centros de telecomunicaciones y plantas potabilizadoras fueron destruidas. Su reparación o sustitución fue impedida por las sanciones económicas impuestas. Hasta la actualidad, 15 años más tarde, el agua potable está contaminada, como he podido demostrar casualmente durante mi estancia. Las familias se ven obligadas a comprar el agua potable en centros especiales (“R.O. stations”). Familias con más poder adquisitivo se pueden permitir el lujo de comprar agua embotellada, que es mejor para beber, lo cual a su vez es un negocio que da ganancias económicas a Kuwait y a Arabia Saudí.

Entre mis dos visitas a Irak en 2004 y 2006 no ha habido ninguna reconstrucción en Basora. Los edificios bombardeados siguen siendo un recuerdo constante de nuestras campañas aéreas. Un primo mio trabajaba en una escuela primaria que fue bombardeada durante las campañas S&A (o Shock and Awe). Hasta el día de hoy, la estructura del edificio sigue dañada y el edificio inutilizado. Las calles están repletas de basura y aguas residuales, intransitables debido al destrozo de los bombardeos y al deterioro general. Se instalaron nuevos semáforos mientras estuve allí, pero debido a las limitaciones de la red eléctrica no funcionan.

Además, los hospitales iraquíes estaban paralizados debido a las sanciones impuestas y no se han podido recuperar. La anestesia epidural para el parto o ciertas operaciones de la espina dorsal simplemente es inexistente. Un hospital en Basora estuvo una semana sin poder realizar operaciones por la única razón de no disponer de gasas. Pero, al menos ese hospital aún se mantenía en pie, al contrario que en Faluya.

Los estratos de la población que más sufren la ausencia de ley y orden son las mujeres y los niños. Son los más susceptibles de sufrir traumas debido a la violencia y a los secuestros. Antes de la invasión mi prima de 18 años podía transitar sola por toda Basora. Hoy, sin embargo, no es seguro para ella salir a la calle sin estar acompañada por un hombre. Mientras decenas de iraquíes mueren TODOS los días, es irrelevante que ésta situación la llamemos “guerra civil”, “violencia sectaria” o “democracia”. Es, de diseño, un campo de batalla estadounidense, una tapadera para robar petróleo.

Son las familias, iraquíes y americanas, las que están pagando el precio de la política exterior estadounidenses. Éste congreso se ha apropiado de cientos de miles de millones de dólares para ésta ocupación ilegal, pero el dinero no se está gastando en blindar los vehículos militares de nuestros soldados, ni para traer a los veteranos de vuelta a casa, cuyo presupuesto sanitario nacional se quedó corto en 2005 por valor de mil millones de dólares. Bajo el régimen de Paul Bremer en Irak se 'perdieron' 9.000 millones de dólares, ¡9.000.000.000! ¿No podríamos haber gastado ese dinero aquí en casa? Se lo podríamos preguntar a los ciudadanos de Nueva Orleans, en un 70% negros, ciudad ahora devastada y cuyos ciudadanos están repartidos por todo el país.

Y mientras Luisiana y Misisippi estaban intentando tomar aliento, 6800 miembros de su Guardia Nacional se encontraban en Irak como parte integrante de la fuerza militar infligiendo a la población civil la misma muerte y destruccion que Catrina aquí.

En septiembre de 2001, a excepción de Barbara Lee, todos los demás congresistas firmaron un cheque en blanco para la guerra a los que tomaran la decisión, teniendo acceso a armamento químico, biológico y nuclear. Somos nosotros los que usamos fósforo blanco. Somos nosotros los que usamos napalm y sus derivados. Somos nosotros los que usamos uranio empobrecido. Ésta no es una guerra contra el terror, es una guerra del terror.

Su obligación con la gente iraquí, con la gente de los EE.UU y con el resto del mundo, es la retirada inmediata e incondicional de las tropas estadounidenses y de los mercenarios de Irak.

En palabras de Hassan Juma'a Awad, presidente del sindicato de trabajadores de la industria petrolera de Basora:
“En nombre del sindicato, exigimos la retirada de las tropas internacionales y de sus bases militares. Rechazamos cualquier supuesta planificación temporal, puesto que lo entendemos como una estrategia más para su aplazamiento. Resolveremos nuestros propios problemas. Somos iraquíes, conocemos nuestro país y sabemos cuidar de nosotros mismos. Tenemos los medios, los conocimientos y los recursos necesarios para reconstruir nuestra propia democracia.”

Traed las tropas de vuelta a casa. Haced de ello vuestra prioridad numero uno, como si os fuera la vida en ello. Porque a ellos sí les va la vida en ello.